“El capítulo sobre el demonio y sobre su influencia, que él puede ejercer sobre cada una de las personas, como sobre las comunidades, sobre toda la sociedad y sobre los acontecimientos, es un capítulo muy importante de la doctrina católica que debería estudiarse, pero hoy poco se hace”(discurso de Pablo VI el 15 de Noviembre de 1972- X, 1972,1171)
1.-Finalidad de la Cuaresma: el conocimiento de Cristo.
Hemos comenzado este tiempo de penitencia y oración.
En la oración inicial de la misa del primer domingo de cuaresma se nos dice cuál es el sentido de este preámbulo litúrgico hacia la Pascua, al afirmar que hemos de avanzar en la inteligenciadel misterio de Cristo para vivirlo en su totalidad.
Es decir adelantar en el conocimiento de Cristo para adherirnos más y más a El y al proyecto de vida que nos presenta, y así lograr la plenitud de nuestra existencia que implica la comunión con Dios.
Estamos invitados, pues, a progresar en el conocimiento de Cristo para llegar a la Pascua, estado permanente del cristiano en cuanto implica un constante morir al pecado para renacer a la vida de la gracia.
Esta inteligencia del misterio de Cristo conlleva el crecer en nuestra vida interior mediante una unión y seguimiento cada vez mayor a su persona como los sarmientos a la vid (cf. Juan 15), haciendo nuestras sus enseñanzas.
Comenzando a conocer a Jesús nos preguntamos: ¿qué nos enseña El en el principiocuaresmal anual? Nos ilumina acerca de lo que debemos hacer ante la presencia del espíritu del mal que vive acechando al hombre para arrastrarlo lejos de su Creador.
Y esto es así ya que el diablo odia al hombre porque éste fue creado a imagen y semejanza de Dios y elevado a la vida sobrenatural por el misterio de la redención que realizó el Hijo de Dios hecho hombre.
2.- Jesús y el maligno.
El espíritu del mal, el demonio, no es un poder paralelo a Dios, sino una creatura de Dios en cuanto ángel, aunque caído posteriormente.
En cuanto creatura es descrito en el libro del génesis bajo la imagen de la serpiente afirmando que “era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho” (Génesis 3, 1).
En cuanto a su caída y el motivo de la misma se han dado diversas explicaciones en el transcurso del tiempo siendo “la más difundida, -y también la hipótesis más dominante hoy-, es la del orgullo y la soberbia que hizo pensar a los ángeles que podían ser semejantes a Dios, un desordenado deseo, ciertamente no de igualdad, como es obvio, sino de semejanza” (1)
El demonio en cuanto ángel goza de una inteligencia superior a la del mismo hombre. Dios lo creó bueno, pero éste se pervirtió rebelándose contra su Creador, convirtiéndose en demonio, hacedor del mal, autor del pecado, sin perder su condición de ángel.
Respecto al obrar del maligno por medio de la tentación que es lo que trataremos de examinar en estas notas, es útil recordar lo que expresa Corrado Balducci cuando afirma que “me parece poder ver la tentación demoníaca, en un trabajo continuado, más insistente, más penetrante, dirigido a alejar al hombre de Dios, a mantenerlo alejado de él, hasta llegar a ofuscar, a apagar esos sentimientos y esos valores fundamentales de amor y de justicia que el creador puso en el corazón del hombre”(2)
3.-Génesis del pecado en el principio.
El texto del génesis proclamado en el primer domingo de Cuaresma describe cómo Dios provee al hombre de un paraíso sin igual para que pueda crecer y desarrollarse acorde a la dignidad de la que está provisto como creatura hecha a imagen y semejanza suya.
Posteriormente señala cómo actúa el demonio irrumpiendo en la vida del hombre con el fin de esclavizarlo por medio de los errores que transmite.
El tentador, pues, penetra en la vida feliz del hombre, manipulándolo en su orientación primigenia a la comunión con Dios, haciéndole creer que puede alcanzar “ser como Dios”.
Nótese cómo el diablo proyecta en la tentación su propio deseo de pretender la igualdad con Dios.
El no comer del fruto del “árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal” (Gén.2, 9) significa que el hombre ha de reconocer la soberanía de Dios y su propia limitación creatural sin traspasar ese límite queriendo atribuirse una divinidad que no tiene.
El pecado original consistió en querer ser como Dios y esto queda latente en el hombre, ya que aflora como tentación permanente y clave en la historia personal de cada uno, y en cada acción pecaminosa que realiza.
El demonio, padre de la mentira comienza el diálogo con la falsedad: “¿Cómo es que les ha dicho Dios que no coman de ningún árbol del jardín? (Gén. 3,1). “Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: no coman de él, ni lo toquen porque morirán” (Gén. 3, 2 y 3)-contesta Eva.
El demonio avanza en su estrategia…”No morirán…Dios sabe…..que cuando coman de él se les abrirán los ojos y serán como Dios en el conocimiento del bien y del mal” (Gén. 3, 4 y 5).
¿Qué significa ser conocedores del bien y del mal? No se trata del conocimiento a través del cual el ser humano distingue con la luz de la razón lo que es bueno o malo, al descubrir la ley natural presente en su corazón.
Se refiere a que el hombre pretendiendo ilusoriamente ser dios, trastoca la valoración de lo que es malo o bueno en sí mismo, es decir, por la naturaleza de las cosas, y atribuye a su capricho, bondad a lo malo y maldad a lo bueno.
En rigor, sucumbiendo el hombre al pecado de los orígenes, da comienzo en el exordio de la creación al relativismo de la verdad y por ende de la verdad moral.
Hija de este comienzo, la cultura de nuestro tiempo proclama el relativismo de toda verdad al sostener que no hay verdades absolutas sino relativas, según la visión que tenga cada uno. (3)
Los que patrocinan esto se contradicen a ellos mismos porque al negar que la verdad sea absoluta, están negando la “verdad absoluta del relativismo”, que ellos defienden con tantos desvelos.
En el orden ético el relativismo moral no reconoce en el aspecto moral más que la relatividad de todo, conforme al parecer de cada uno, es decir que cada uno decide a su antojo lo que es malo o bueno, no poseyendo nadie una “verdad” común a todos.
Hoy en día el hombre moderno llevado por la tentación de ser dios, decide por su cuenta lo que es bueno o malo.
4. -La presencia de Satán en proyectos oficiales.
Relacionado con esto me parece oportuno mencionar lo que estableció el gobierno nacional en nuestra Patria respecto a la “legitimación del aborto” en lo que denomina “Guía técnica para la atención integral de los abortos no punibles” de la Secretaría de programas sanitarios que lleva fecha de Octubre de 2007.
El documento manipulando el hecho de los abortos clandestinos y las supuestas innumerables muertes de mujeres culmina con la legitimación del crimen nefando del aborto como lo denomina Juan Pablo II.
Esta guía técnica, inspirada por el demonio, aparece como “atractiva”, destilando falsa compasión por las desvalidas mujeres que hicieron un aborto.
Recordemos que el demonio no actúa solo, sino que cuenta con la colaboración necesaria de sus seguidores que encandilados por la promesa del poder, del dinero y de la impunidad, lo siguen adonde quiera que vaya.
Esta guía abundante de citas al servicio de la falsedad, aparece seductora, redundándose lo del libro del Génesis cuando asevera que cuando Eva se percató que “el árbol era apetitoso, atrayente y deseable porque daba inteligencia; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió” (Gén.3, 6).
Ciertamente serán muchas las “modernas” Eva del siglo XXI que se sentirán atraídas por las promesas vertidas en el documento citado y que ilusoriamente creerán que alcanzarándiscernimiento, esto es, poder para definir como bueno lo malo y realizarlo en consecuencia, pretendiendo proteger supuestos derechos femeninos con el consiguiente desprecio de los derechos de los niños abortados.
Los profesionales objetores de conciencia son reconocidos, a regañadientes, en el documento.
No sucede lo mismo con las instituciones, aunque sean privadas, ya que deben velar para encontrar algún médico que se preste al homicidio institucionalizado.
La guía provee de abundante información acerca de cómo evitar embarazos “no deseados” como así también cómo seguir con los cuidados después de la realización de algún aborto.
Se dan detalles de cómo “contener” a las mujeres después del aborto, aunque nada diga la guía sobre cómo solucionar el “síndrome de Raquel” (4) que como carga permanente llevan las mujeres sobre sus conciencias.
La guía de marras, con la soberbia que la inspira, deja de lado lo establecido en la Constitución de 1994 que incorporara pactos y tratados internacionales defensores de la vida, para pretender imponer como nueva legislación vinculante “una reglamentación” del código penal cuando éste se refiere a la eximición de pena en el supuesto que el aborto esté comprendido por determinadas situaciones.
Obviamente la manipulación jurídica es patente cuando se hace caso omiso al hecho de que la no penalización en determinados casos no licua la figura delictual del aborto, y por ende su permanente condenación ética en cuanto homicidio de un inocente.
Una prueba más del desprecio por la ley y la Constitución, se observa nítidamente en esta guía que pretende reglamentar el homicidio.
Nótese que mientras la Cámara Nacional de Casación Penal afirma que es inconstitucional detener a menores de 16 años, por sus delitos,(5) nadie de la justicia se expide por la inconstitucionalidad de esta norma implementada para diezmar inocentes.
5.- Causas de la apertura interior a Satanás.
La malicia demoníaca campea en todos los ámbitos en los que se mueve el hombre. De allí la necesidad de que sepamos nosotros descubrir la presencia del mismo en la cultura en la que estamos insertos, en las costumbres, en la idea de familia, de hombre y de vida que se quiere imponer progresivamente, ya que el maligno no debe verse como una presencia más o menos misteriosa sino como una figura actuante en la sociedad, en las leyes, en las costumbres y en el pensamiento de muchas aparentes verdades que se quieren imponer en la sociedad, tal como lo mencionara el Papa Pablo VI.
Pero es válido preguntarse: ¿cómo puede el hombre abrir su corazón al influjo maléfico?
Oigamos al especialista en demonología Padre Corrado Balducci: “No es fácil investigar qué es lo que favorece esta apertura a Satanás, esta posibilidad de transformarnos en demonios. En todo caso, los continuos rechazos a los repetidos llamados de la gracia hasta silenciarlos, no sentirlos ya, el transformar la indiferencia y la incredulidad a la verdad religiosa en una posición de hostilidad contra ella, abandonar la verdad conocida o hasta negarla, impugnarla, son sin duda manifestaciones claras de nuestra voluntad de no querer saber nada de Dios y representan no solamente hendiduras, sino puertas abiertas a la entrada de satanás, que se preocupará por llenar el vacío que se le ha dejado” (6)
---------------------------------------------------------------------------------------------
(1) El Diablo, por Corrado Balducci, (ediciones San Pablo, pág. 18).Colombia, 3era edición.
(2) Obra citada, pág. 166.
(3) Ya me he expresado acerca de esto en “El relativismo moral en
(5) Léase la información, por ejemplo en “perfil.com” del 16 de Febrero de 2008.
(6) Obra citada, pág.166.
Padre Ricardo B. Mazza, Director del CEPS “Santo Tomás Moro” y del Grupo Pro-Vida “Juan Pablo II”.