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martes, 14 de agosto de 2012

Fwd: [Unosmomentos] Lecturas del 15-8-12 (Miércoles de la Semana 19)



stagduran
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Inicio del mensaje reenviado:

De: "Unos momentos" <unosmomentos@fibertel.com.ar>
Fecha: 14 de agosto de 2012 21:34:57 GMT+02:00
Para: <Unosmomentos@yahoogroups.com>
Asunto: [Unosmomentos] Lecturas del 15-8-12 (Miércoles de la Semana 19)
Responder a: Unosmomentos-owner@yahoogroups.com

 

 
 
 

 
Unos Momentos con Jesús y María
 

Lecturas del 15-8-12 (Miércoles de la Semana 19)

SANTORAL:
La Asunción de la Virgen María
 
 
Lectura del libro del Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab
 
Se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de la Alianza.
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.
Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono, y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: «Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías.»
 
Palabra de Dios.
 

SALMO Sal 44, 10bc. 11-12. 15b-16 (R.: 10b)
 
R. Es la reina, adornada con tus joyas  y con oro de Ofir.
 
 Una hija de reyes está de pie a tu derecha:
 es la reina, adornada con tus joyas
 y con oro de Ofir.  R.
 
 ¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
 Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
 y el rey se prendará de tu hermosura.
 El es tu señor: inclínate ante él.  R.
 
 Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían,
 con gozo y alegría entran al palacio real.  R.
 
 
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 15, 20-27a
 
Hermanos:
Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte, ya que Dios todo lo sometió bajo sus pies.
 
Palabra de Dios.
 

X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56
 
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
 
Palabra del Señor.
 
 
  
Reflexión 
   
María ha sido llevada por Dios, en cuerpo y alma, a los cielos. Los católicos celebramos con júbilo esta fiesta de la glorificación de nuestra Madre.

Jesús nos dió a María por Madre en el Calvario cuando le dijo a Juan, "he aquí a tu Madre". Y nosotros la recibimos, como la recibió Juan, en aquel momento de dolor. La Virgen nos recibió en el dolor cuando se cumplió la profecía de Simeón: "Y una espada traspasará tu alma". Todos los hombres somos sus hijos: María es la Madre de la humanidad entera. Y ahora la humanidad entera celebra la Asunción.

Por la razón no podemos comprender como María fue elevada a una dignidad tan grande: Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo. Pero por la fe creemos en este misterio de amor.

Pero Dios, que quiso dotar a María de este inmenso privilegio y concederle la inmaculada concepción, durante su vida en la tierra no quiso ahorrarle ni la experiencia del dolor, ni el cansancio en el trabajo, ni la necesidad de la fe. Cuando alguien le dijo a Jesús: bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron, el Señor responde: bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica. Era un elogio a María por haber creído en la anunciación del ángel y haberse confiado a la voluntad de Dios.

Al reflexionar sobre este pasaje nos damos cuenta que Dios no valora las grandes hazañas que podemos imaginarnos en nuestra vida, sino la aceptación fiel de su voluntad, y la disponibilidad generosa a los sacrificios de todos los días.

Así vivió María, quien está por encima de todos los santos y todos los ángeles. Santificando su vida cotidiana. Llena de pureza, de humildad y de generosidad.

Debemos imitar todas las actitudes de María. En primer lugar su amor, que no se queda en los sentimientos. Que se muestra en sus palabras y sobretodo en sus obras. En ese seguir a Jesús hasta la Cruz. En el cumplimiento de su promesa: he aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. 

 

Al cielo vais, Señora,
y allá os reciben con alegre canto.
¡Oh quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!
 
De ángeles sois llevada,
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada:
¡Tal Reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna!
 
Volved los blancos ojos,
ave preciosa, sola humilde y nueva,
a este valle de abrojos,
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.
 
Que, si con clara vista
miráis las tristes almas desde el suelo,
con propiedad no vista,
la subiréis de un vuelo,
como piedra de imán al cielo, al cielo.
 
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
Himno de la Liturgia de las Horas

 

SANTORAL:  La Asunción de la Virgen María

Hoy se conmemora la resurrección de la Virgen María y su asunción en cuerpo y alma al cielo.

En eI himno de vísperas se dice: "Cuando os Ilamaron las recompensas celestiales que estaban preparadas para vos, el amor rompió los lazos que tenían a vuestra alma cautiva en la cárcel del cuerpo mortal; pero la muerte, vencida por el fruto de vuestro seno, no pudo tener el imperio sobre vos, y no se atreve a retener en las cadenas a la que ha dado al mundo el autor de la vida".

Se ignora el día en que murió María, tal vez en Éfeso o en Jerusalén. Se cree que fue cincuenta y siete años después del nacimiento de Cristo y a los veintitrés de su pasión, siendo la edad de la Virgen de setenta y dos años. Se ha discutido si murió realmente o fue el suyo una especie de sueño de amor divino. En los primeros siglos del cristianismo se lo llamaba dormición de santa María, y la Iglesia oriental celebraba su tránsito el 18 de enero. El emperador Mauricio, en el siglo VI, trasladó la fiesta Ia 15 de agosto.

La Iglesia fija la atención en el hecho de que la Virgen subió a los cielos en cuerpo y alma. En la anunciación, el ángel Gabriel la llama "llena de gracia", nominación que no le hubiera correspondido de haber tenido vínculo con el pecado originaI. Siendo así, estando exenta de la caída del primer hombre, su cuerpo no podía corromperse en el sepulcro. Sobre este fundamento, el 8 de diciembre de 1854 Pío IX proclamó el dogma de la inmaculada: María es madre de Dios, corredentora, llena de gracia, virgen perpetua. Como Jesucristo, su Hijo, ella ha vencido a Ia muerte. Su gracia es mayor que la de todos los santos juntos.

EI dogma de la asunción de María fue proclamado por el papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950. En la bula definitoria dice: "Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente reveIado que Ia inmaculada Madre de Dios, Ia siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestiaI". Es decir, que María se encuentra anticipadamente en la situación a la que llegarán los demás justos sóIo el día de la parusía del Señor, gozando en el paraíso, en cuerpo y alma, de la presencia de Dios.

En Ia constitución apostólica Munificentissimus Deus dice Pío XII: "Lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su Hijo único Jesucristo". Y agrega, citando a san Juan Damasceno: "Convenía que aquella que en eI parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que Ia Esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios".

"Ya desde el siglo segundo – prosigue Pío XII – los santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el último trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que como dice el mismo apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: "La muerte ha sído absorbida en la victoria".

"Por todo ello, la augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos".

En hornenaje a la asunción de nuestra Señora se constituyó en Nimes, en 1847, la orden francesa de los padres agustinos de la Asunción, cuyo fundador fue el abate Alzon. La congregación de mujeres está consagrada al cuidado de los enfermos pobres.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy: Nuestra Señora del Alcázar, de Begoña, de la Paloma, de Los Reyes, del Alba.Santos: Tarsicio, mártir; Alfredo, Alipio, Arnulfo, Juan, obispos; Alicia (= Adela), Margarita, monjas; María Sagrario de San Luis Gonzaga, mártir (beata).








Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: Hablar con Dios del P. Fernández-Carvajal, Cinco Minutos con Dios del P. A. Milagros, Meditaciones del Pueblo de Dios del P. E. López Rosas, Buenas Noticias para cada día del P. J.M.Garuza, Encuentros Bíblicos del P. M. Wiechs, Por los Caminos del Señor del Card. C. Martini, Palabra de Dios para cada día del P. N Quesson, Pensar por Libres del P. E. Monasterio, etc.. y los comentarios de la Biblia Latinoamericana y de EUNSA.  También se han incluido Himnos y Salmos de la Liturgia de las Horas y se han utilizado las biografías de Amigos de Dios y de los Hombres, de Esther Pizzariello de Leoz, y 365 Historias de Clovis Bovo, para la preparación del Santoral.

Los realizadores de esta recopilación de textos no pretenden en ningún caso atribuirse la autoría de los mismos, ni persiguen ningún fin de lucro ni otro, que no sea la propagación de la Palabra de Dios y la doctrina católica.
 
 
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«Vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios»

EVANGELIO DEL DÍA: 27/10/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
Carta de San Pablo a los Efesios 6,1-9. Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor porque esto es lo justo, ya que el primer mandamiento que contiene una promesa es este: Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y tengas una larga vida en la tierra. Padres, no irriten a sus hijos; al contrario, edúquenlos, corrigiéndolos y aconsejándolos, según el espíritu del Señor. Esclavos, obedezcan a sus patrones con temor y respeto, sin ninguna clase de doblez, como si sirvieran a Cristo; no con una obediencia fingida que trata de agradar a los hombres, sino como servidores de Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios. Sirvan a sus dueños de buena gana, como si se tratara del Señor y no de los hombres, teniendo en cuenta que el Señor retribuirá a cada uno el bien que haya hecho, sea un esclavo o un hombre libre. Y ustedes, patrones, compórtense de la misma manera con sus servidores y dejen a un lado las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos, que lo es también de ustedes, está en el cielo, y no hace acepción de personas. Salmo 145(144),10-14. Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino : tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados. Evangelio según San Lucas 13,22-30. Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió: "Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'. Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'. Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos". 
Lc 13,22-30
Leer el comentario del Evangelio por  Misal romano Plegaria eucarística para la reconciliación, nº 2
«Vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios»
     Padre de bondad, tu Hijo ha dejado a tu Iglesia esta prenda de su amor. al celebrar, pues, el memorial de su muerte y resurrección, te ofrecemos lo mismo que tú nos entregaste: el sacrifcio de la reconciliación perfecta.      Acéptanos también a nosotros, Padre santo, juntamente con la ofrenda de tu Hijo; y en la participación de este banquete concédenos tu Espíritu, para que desaparezca todo obstáculo en el camino de la concordia y la Iglesia resplandezca en medio de los hombres como signo de unidad e instrumento de tu paz.      Que este Espíritu, vínculo de amor, nos guarde en comunión con el Papa Benedicto XVI, con nuestro obispo N., el colegio episcopal, y todo tu pueblo santo.      Recibe en tu reino a nuestros hermanos que se durmieron en el Señor y a todos los difuntos cuya fe sólo tú conociste.      Así como nos has reunido aquí en torno a la mesa de tu Hijo, unidos con María, la Virgen Madre de Dios, y con todos los santos, reúne también a los hombres de cualquier clase y condición, de toda raza y lengua, en el banquete de la unidad eterna, en un mundo nuevo donde brille la plenitud de tu paz, por Cristo, Señor nuestro. 

miércoles 27 Octubre 2010

Santos Vicente, Sabina y Cristeta


Santos Vicente, Sabina y Cristeta
Vicente, Sabina y Cristeta son hermanos. Han nacido y viven en Talavera (Toledo). Los tres disfrutan de su juventud —Cristeta, casi niña- y, como en tantos hogares después del fallecimiento de los padres, hace cabeza Vicente que es el mayor. Manda en el Imperio la tetrarquía hecha por Diocleciano con el fin de poner término a la decadencia que se viene arrastrando a lo largo del siglo III por las innumerables causas internas y por las rebeliones y amenazas cada vez más apremiantes en las fronteras. Diocleciano, augusto, reside en Nicomedia y ocupa la cumbre de la jerarquía; su césar Galerio reside en Sirmio y se ocupa de Oriente; Maximiano es el otro augusto que se establece en Milán, con su césar Constancio, en Tréveris, gobiernan Occidente. El presidente en España es Daciano hombre cruel, bárbaro y perverso, que odia sin límites el nombre cristiano y que va dejando un riego de mártires en Barcelona y en Zaragoza. Llega a Toledo y sus colaboradores buscan en Talavera seguidores de Cristo. Allí es conocido como tal Vicente, que se desvive por la ayuda al prójimo y es ejemplo de alegría, nobleza y rectitud. Llevado a la presencia del Presidente, se repite el esquema clásico, en parte verídico y en parte parenético de las actas de los mártires. Halagos por parte del poderoso juez pagano con promesas fáciles, y, por parte del cristiano, profesiones de fe en el Dios que es Trinidad, en Jesucristo-Señor y en la vida eterna prometida. Amenazas de la autoridad que se muestra dispuesta a hacer cumplir de modo implacable las leyes y exposición tan larga como firme de las disposiciones a perder todo antes de la renuncia a la fe nutriente de su vida que hace el cristiano. De ahí se pasa al martirio descrito con tonos en parte dramáticos y en parte triunfales, con el añadido de algún hecho sobrenatural con el que se manifiesta la complacencia divina ante la fidelidad libre del fiel. Bueno, pues el caso es que a Vicente lo condenan a muerte por su pertinacia en perseverar en la fe cristiana. Lo meten en la cárcel y, en espera de que se cumpla la sentencia, es visitado por sus dos hermanas que, entre llantos y confirmándole en su decisión de ser fiel a Jesucristo, le sugieren la posibilidad de una fuga con el fin de que, sin padres que les tutelen, siga él siendo su apoyo y valedor. La escapada se realiza, pero los soldados romanos los encuentran en la cercana Ávila donde son los tres martirizados, en el año 304. El amor a Dios no supone una dejación, olvido o deserción de los nobles compromisos humanos. Vicente, aceptando los planes divinos hasta el martirio, hizo cuanto legítimamente estuvo de su parte para sacar adelante su compromiso familiar.