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lunes, 7 de mayo de 2012

Fwd: [Unosmomentos] Lecturas del 7-5-12 (Lunes de la Quinta Semana de Pascua)



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Inicio del mensaje reenviado:

De: "Marisa Badano" <nbadano@intermer.com.ar>
Fecha: 6 de mayo de 2012 20:47:05 GMT+02:00
Para: <Unosmomentos@yahoogroups.com>
Asunto: [Unosmomentos] Lecturas del 7-5-12 (Lunes de la Quinta Semana de Pascua)
Responder a: Unosmomentos-owner@yahoogroups.com

 

 
 
Unos Momentos con Jesús y María
 

Lecturas del 7-5-12 (Lunes de la Quinta Semana de Pascua)

 
SANTORAL: San Eugenio Mazenod
 
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 14, 5-18
 
Al producirse en Iconio un tumulto los paganos y los judíos, dirigidos por sus jefes, intentaron maltratar y apedrear a Pablo y Bernabé. Estos, al enterarse, huyeron a Listra y a Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores; y allí anunciaron la Buena Noticia.
Había en Listra un hombre que tenía las piernas paralizadas. Como era tullido de nacimiento, nunca había podido caminar, y sentado, escuchaba hablar a Pablo. Este, mirándolo fijamente, vio que tenía la fe necesaria para ser curado, y le dijo en voz alta: «Levántate, y permanece erguido sobre tus pies.» El se levantó de un salto y comenzó a caminar.
Al ver lo que Pablo acababa de hacer, la multitud comenzó a gritar en dialecto licaonio: «Los dioses han descendido hasta nosotros en forma humana», y daban a Bernabé el nombre de Júpiter, y a Pablo el de Mercurio porque era el que llevaba la palabra. El sacerdote del templo de Júpiter que estaba a la entrada de la ciudad, trajo al atrio unos toros adornados de guirnaldas y, junto con la multitud, se disponía a sacrificarlos.
Cuando Pablo y Bernabé se enteraron de esto, rasgaron sus vestiduras y se precipitaron en medio de la muchedumbre, gritando: «Amigos, ¿qué están haciendo? Nosotros somos seres humanos como ustedes, y hemos venido a anunciarles que deben abandonar esos ídolos para convertirse al Dios viviente que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. En los tiempos pasados, él permitió que las naciones siguieran sus propios caminos. Sin embargo, nunca dejó de dar testimonio de sí mismo, prodigando sus beneficios, enviando desde el cielo lluvias y estaciones fecundas, dando el alimento y llenando de alegría los corazones.» Pero a pesar de todo lo que dijeron, les costó mucho impedir que la multitud les ofreciera un sacrificio.
 
Palabra de Dios.
 

SALMO Sal 113b, 1-2. 3-4. 15-16 (R.: 1)
 
R. No nos glorifiques a nosotros, Señor:
 glorifica solamente a tu Nombre.
 
 
 No nos glorifiques a nosotros, Señor:
 glorifica solamente a tu Nombre,
 por tu amor y tu fidelidad.
 ¿Por qué han de decir las naciones:
 «¿Dónde está su dios?»  R.
 
 Nuestro Dios está en el cielo y en la tierra
 él hace todo lo que quiere.
 Los ídolos, en cambio, son plata y oro,
 obra de las manos de los hombres.  R.
 
 Sean bendecidos por el Señor,
 que hizo el cielo y la tierra.
 El cielo pertenece al Señor,
 y la tierra la entregó a los hombres.  R.
 
 
 X Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 21-26
 
Jesús dijo a sus discípulos:
«El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él.»
Judas -no el Iscariote- le dijo: «Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?»
Jesús le respondió: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»
 
Palabra del Señor.
 
 
Reflexión 
 
Los discípulos de Jesús, con sus falsas ideas del Mesías triunfante, esperaban una manifestación gloriosa del Mesías, y Jesús les habla de mostrarse a los suyos,... de una manifestación personal.
Eso es lo que Judas le plantea a Jesús. Le pregunta porqué no se iba a manifestar al mundo.
Y Jesús no le responde a su pregunta en forma directa, sino que les insiste en que su manifestación se dará a los que se adhieran a él, a los que observan sus palabras.
 
Jesús se va a revelar a los que lo acogen.
 
Y aprovecha Jesús la ocasión para anunciarle a los discípulos su partida. Y les dice que el Espíritu Santo va a ser en adelante su maestro vivo, y les va a enseñar todo.
El Espíritu Santo, no va a decir nada nuevo, pero va a mantener viva la memoria de Jesús, va a reavivar su mensaje y su presencia.
 
El Espíritu Santo es como una corriente de agua viva permanente en la Iglesia, es el constante fermento que va a mantener en la Iglesia el vínculo de amor y de servicio.
 
Este pasaje del evangelio nos tiene que llevar a nosotros a reflexionar si realmente nos damos cuenta que el Espíritu Santo está acompañándonos a nosotros y a la Iglesia de Cristo en este tiempo de peregrinación.
Pensemos que Jesús vivió en la tierra hace 2000 años, que vivió en un lugar pequeño, y de poca importancia, sería imposible que nosotros conociéramos hoy a Jesús sin la guía del Espíritu Santo.
 
En algunas traducciones del Evangelio se llama al Paráclito: Interprete. Este es un nombre muy adecuado para este Espíritu que nos permite "entender" las enseñanzas de Jesús. Este Espíritu que nos deletrea el mensaje y nos lo va haciendo asimilar.
 
El centro siempre es Jesús,......el Espíritu Santo, encamina la comunidad hacia Jesús.
 
Por eso el Espíritu Santo nos es comunicado, no sólo para sentirnos bien,... para sentirnos llenos de Él,...  sino para encaminarnos a Jesús y ponernos en caminos con él para salvar el mundo.
 
Por eso siempre la presencia en nosotros del Espíritu Santo debe llevarnos al testimonio. Si tenemos el Espíritu Santo, entonces debe notarse en nuestra actitud de servicio, en esa actitud de servicio del mismo Cristo,  que se manifiesta fundamentalmente con los más necesitados.
 
El Espíritu Santo también nos lleva a ser fieles a la comunidad de Jesús, que es su Iglesia.
En este año dedicado al Espíritu Santo, invoquémoslo con frecuencia para que se haga presente. Nunca se va a negar a nuestro pedido porque esa es su misión hoy .
 
Es verdad que las luces del alba
del día de hoy
son más puras, radiantes y bellas,
por gracia de Dios.
 
Es verdad que yo siento en mi vida,
muy dentro de mi,
que la gracia de Dios es mi gracia,
que no merecí.
 
Es verdad que la gracia del Padre,
es Cristo Jesús,
es la gloria del hombre y del mundo
bañados en luz.
 
Es verdad que la Pascua de Cristo
es pascua por mi,
que su muerte y victoria me dieron
eterno vivir.
 
Viviré en alabanzas al Padre,
que al Hijo nos dio,
y que el Santo Paráclito inflame
nuestra alma en amor. Amén.
Himno de la Liturgia de las Horas
 

 

 

SANTORAL:  San Eugenio Mazenod

 
Eugenio de Mazenod nació en el sur de Francia, de padres nobles, en 1782.
Las ideas políticas de la época hicieron que la familia tuviera que emigrar camino del destierro, por sus tendencias monárquicas. A consecuencia de la revolución de 1789, buscaron refugio en Italia, instalándose en diversas ciudades. Tristeza, incertidumbre y temor constituyeron la vida del  pequeño Eugenio durante once años. Se deslizó así su adolescencia que vivió añorando la patria, pero, pasado el período de persecución, vuelven a Francia.
Al cumplir veinticinco años ingresó  en el seminario de París. Se distinguió como estudiante lúcido, inteligente, de indeclinable fe e  impulsado por un fin preciso: ayudar a los más necesitados.
El de la ordenación sacerdotal fue el día más feliz de su vida. Comenzó el apostolado con los jóvenes indecisos y desorientados; con los carentes de hogar, sin afectos e incapaces de ganar su subsistencia  por sus propios medios. "Estos pobres -repetía- son doblemente pobres". También se dedicó a las jóvenes sin recursos, a las empleadas domésticas, comprendiendo el sufrimiento de aquellas jóvenes que llegaban a las ciudades para alojarse en hogares extraños, sometidas a veces a trabajos superiores a sus fuerzas y mal remuneradas.
Pero aquella fortaleza también la necesitaba él para continuar. Era pesado el camino, muy pesada aquella cruz, la cruz que Jesucristo había dispuesto para Eugenio. Las fuerzas lo abandonaban; enfermó de gravedad. En este intervalo de inactividad, sometido por la fiebre y después durante la convalecencia, comprendió que no podía él sólo realizar la tarea que la gracia le señalaba. Al recuperarse invitó a algunos amigos a realizar la empresa de su vida, y en 1816 dio comienzo a su gran obra misional.
Va a Provenza; después recorre otras diócesis de Francia. A los diez años de actuación el papa León XII los reconoce como congregación (misioneros oblatos de María Inmaculada).
Nombrado obispo de Marsella, comienza a distribuir los misioneros. En 1841 se lo ve en Canadá; en 1843 en Ceylán (hoy Sri Lanka). En 1851 va a Sudáfrica. Actualmente los misioneros de María Inmaculada son más de 6.000 esparcidos por todo el mundo.
Eugenio de Mazenod murió el 21 de mayo de 1861. El papa Pablo VI lo beatificó en 1975 y el papa Juan Pablo II lo canonizó el 3 de diciembre de 1995.
 
 

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy:  Santos: Benedicto II, papa; Juvenal, Flavio, Flavia Domitila, Augusto, Agustín, Cuadrato, Rufino, Saturnino, mártires; Domiciano, confesor; Inocencio, diácono.

 

Unos Momentos con Jesús y María

 
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«Vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios»

EVANGELIO DEL DÍA: 27/10/2010
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
Carta de San Pablo a los Efesios 6,1-9. Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor porque esto es lo justo, ya que el primer mandamiento que contiene una promesa es este: Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y tengas una larga vida en la tierra. Padres, no irriten a sus hijos; al contrario, edúquenlos, corrigiéndolos y aconsejándolos, según el espíritu del Señor. Esclavos, obedezcan a sus patrones con temor y respeto, sin ninguna clase de doblez, como si sirvieran a Cristo; no con una obediencia fingida que trata de agradar a los hombres, sino como servidores de Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios. Sirvan a sus dueños de buena gana, como si se tratara del Señor y no de los hombres, teniendo en cuenta que el Señor retribuirá a cada uno el bien que haya hecho, sea un esclavo o un hombre libre. Y ustedes, patrones, compórtense de la misma manera con sus servidores y dejen a un lado las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos, que lo es también de ustedes, está en el cielo, y no hace acepción de personas. Salmo 145(144),10-14. Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino : tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados. Evangelio según San Lucas 13,22-30. Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió: "Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'. Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'. Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos". 
Lc 13,22-30
Leer el comentario del Evangelio por  Misal romano Plegaria eucarística para la reconciliación, nº 2
«Vendrán de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios»
     Padre de bondad, tu Hijo ha dejado a tu Iglesia esta prenda de su amor. al celebrar, pues, el memorial de su muerte y resurrección, te ofrecemos lo mismo que tú nos entregaste: el sacrifcio de la reconciliación perfecta.      Acéptanos también a nosotros, Padre santo, juntamente con la ofrenda de tu Hijo; y en la participación de este banquete concédenos tu Espíritu, para que desaparezca todo obstáculo en el camino de la concordia y la Iglesia resplandezca en medio de los hombres como signo de unidad e instrumento de tu paz.      Que este Espíritu, vínculo de amor, nos guarde en comunión con el Papa Benedicto XVI, con nuestro obispo N., el colegio episcopal, y todo tu pueblo santo.      Recibe en tu reino a nuestros hermanos que se durmieron en el Señor y a todos los difuntos cuya fe sólo tú conociste.      Así como nos has reunido aquí en torno a la mesa de tu Hijo, unidos con María, la Virgen Madre de Dios, y con todos los santos, reúne también a los hombres de cualquier clase y condición, de toda raza y lengua, en el banquete de la unidad eterna, en un mundo nuevo donde brille la plenitud de tu paz, por Cristo, Señor nuestro. 

miércoles 27 Octubre 2010

Santos Vicente, Sabina y Cristeta


Santos Vicente, Sabina y Cristeta
Vicente, Sabina y Cristeta son hermanos. Han nacido y viven en Talavera (Toledo). Los tres disfrutan de su juventud —Cristeta, casi niña- y, como en tantos hogares después del fallecimiento de los padres, hace cabeza Vicente que es el mayor. Manda en el Imperio la tetrarquía hecha por Diocleciano con el fin de poner término a la decadencia que se viene arrastrando a lo largo del siglo III por las innumerables causas internas y por las rebeliones y amenazas cada vez más apremiantes en las fronteras. Diocleciano, augusto, reside en Nicomedia y ocupa la cumbre de la jerarquía; su césar Galerio reside en Sirmio y se ocupa de Oriente; Maximiano es el otro augusto que se establece en Milán, con su césar Constancio, en Tréveris, gobiernan Occidente. El presidente en España es Daciano hombre cruel, bárbaro y perverso, que odia sin límites el nombre cristiano y que va dejando un riego de mártires en Barcelona y en Zaragoza. Llega a Toledo y sus colaboradores buscan en Talavera seguidores de Cristo. Allí es conocido como tal Vicente, que se desvive por la ayuda al prójimo y es ejemplo de alegría, nobleza y rectitud. Llevado a la presencia del Presidente, se repite el esquema clásico, en parte verídico y en parte parenético de las actas de los mártires. Halagos por parte del poderoso juez pagano con promesas fáciles, y, por parte del cristiano, profesiones de fe en el Dios que es Trinidad, en Jesucristo-Señor y en la vida eterna prometida. Amenazas de la autoridad que se muestra dispuesta a hacer cumplir de modo implacable las leyes y exposición tan larga como firme de las disposiciones a perder todo antes de la renuncia a la fe nutriente de su vida que hace el cristiano. De ahí se pasa al martirio descrito con tonos en parte dramáticos y en parte triunfales, con el añadido de algún hecho sobrenatural con el que se manifiesta la complacencia divina ante la fidelidad libre del fiel. Bueno, pues el caso es que a Vicente lo condenan a muerte por su pertinacia en perseverar en la fe cristiana. Lo meten en la cárcel y, en espera de que se cumpla la sentencia, es visitado por sus dos hermanas que, entre llantos y confirmándole en su decisión de ser fiel a Jesucristo, le sugieren la posibilidad de una fuga con el fin de que, sin padres que les tutelen, siga él siendo su apoyo y valedor. La escapada se realiza, pero los soldados romanos los encuentran en la cercana Ávila donde son los tres martirizados, en el año 304. El amor a Dios no supone una dejación, olvido o deserción de los nobles compromisos humanos. Vicente, aceptando los planes divinos hasta el martirio, hizo cuanto legítimamente estuvo de su parte para sacar adelante su compromiso familiar.