NATIVIDAD DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

NATIVIDAD DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA

"Contemplad hoy a vuestra Madre Niña"

En torno a mi cuna exaltan los Angeles y los Santos del Paraiso, las almas que se purifican en el Purgatorio y la Iglesia
peregrina que vive en el desierto del mundo, su dolorosa peregrinación hacia la Patria Celeste.

Mis predilectos e hijos a Mí consagrados, hoy os quiero a todos en torno a la cuna, en la que fui depositada después de mi
nacimiento.

Os quiero mirar con estos ojos míos que apenas se han abierto a la luz.

Vosotros estaís llamados a ser pupila de mis ojos; vosotros estais destinados a llevar la luz hasta los confines de la tierra.
La luz que os doy es la de mi Hijo Jesús.
Llevad por doquier la luz de su Palabra, paa derrotar a la gran tiniebla del error, que se ha difundido por el mundo. Llevad
la luz de la Vida, para vencer el hielo del pecado y del mal, que ha vuelto árido y duro el corazón de tantos hijos míos.
Llevad la luz de su Presencia entre vosotros, para que pueda descender a todas las partes de la tierra la rociada celeste de
la divina Misericordia.

Oz quiero amar con este Coraón mío que apenas ha comenzado a dar sus primeros latidos, destinados a no cesar ya jamás.
Vosotros estáis llamados a ser el mayor amor de mi Corazón Inmaculado; estais destinados a llevar mi amor a todas las partes
del mundo. El amor que os doy es el de mi Hijo Jesús.

Llevad por doquier el pálpito de su ardiente y divina caridad; abrasad con el fuego del amor, toda miseria humana, todo egoísmo,
toda violencia, todo odio, toda división, todo pecado.

Dese este día empieza, aún escondida pero segura, la victoria definitiva del Amor.

Porque se me ha dado esta vida, para que pueda ser Madre de la Vida, y dar al Verbo eterno del Padre su naturaleza humana, con la que cumplirá la Obra de la Redención, Liberado así del Maligno y del pecado a toda la humanidad.

Llevad entonces a todas partes el fuego de su divino Amor, porque, con el triunfo de mi Corazón Inmaculado, se iniciará la nueva civilización del amor.

Os quiero acariciar con estas manos mías que tienen la misión de recoger a todos mis hijos.

Estáis llamados a sentir mis caricias, estáis destinados a llevar por doquier el consuelode mi ternura maternal.

Por eso os conduzco al interior de la casa del Corazón Sacratísimo de Jesús, para que posais ser transformados por su divina ternura.

Que vuestro corazón se vuelva, sensible, y abierto, humilde y manso, tierno y compasivo.

Que vuestra ternura sacerdotal descendrá sobre cada herida, será alimento para los hambrientos, bebida para los sedientos, perdón
para los pecadores, ayuda para los necesitados, salud para los enfermos, sostén para los vacilantes, guía para los inseguros, consuelo
para los oprimidos, salvación para todos.

Sólo así podréis apresurar el triunfo de mi Corazón Inmaculado.

Sólo si difundís en todas partes la luz, el amor y la ternura maternalde esta vuestra Madre Niña, podréis ser los instrumentos preciosos
para el triunfo de la divina Misericordia en el Mundo.


Bendito se Dios Padre, Bendito sea Dios Hijo y Bendito sea Dios Espíritu Santo por Maria Santa Niña que nos ha regalado en esta noche estas maravillosas palabras de vida eterna y consuelo a nuestros corazones.
 EL MERCADO DE LA UNIÓN